La arquitectura sostenible en Mallorca cobra cada vez mayor importancia. Cada vez más proyectos integran la vegetación no solo como un elemento decorativo, sino como parte esencial del concepto arquitectónico. En esta conversación, los arquitectos Anna Tarragona y Lars Höhne explican cómo incorporan la naturaleza en sus villas para crear una conexión entre el diseño contemporáneo y el estilo de vida mediterráneo.

Edith Minkner: ¿Qué papel juega la vegetación en sus proyectos?

Anna Tarragona: Desde el inicio de cada proyecto pensamos en el papel de la vegetación. En el clima mediterráneo de Mallorca, la relación entre interior y exterior es fundamental. Buscamos una atmósfera abierta y natural, que trasladamos también al interior mediante luz natural, materiales nobles y plantas cuidadosamente seleccionadas.

Edith Minkner: ¿Qué aportan las plantas dentro de una vivienda?

Lars Höhne: La vegetación cumple varias funciones en arquitectura. Nos aporta belleza, serenidad y un ambiente acogedor. Mejora el confort ambiental, transmite frescura y vitalidad. Y como siempre la vinculamos a la luz natural, conseguimos efectos muy especiales de sombra, color y textura.

Anna Tarragona: Esto nos permite generar escenas inesperadas en lugares poco habituales, como garajes, descensos a sótanos con jardines verticales o espacios de circulación. Incluso en plantas semienterradas podemos enriquecer escaleras y pasillos, o mejorar el ambiente de un gimnasio o un estudio de yoga.

Edith Minkner: En muchos de sus proyectos vemos jardineras interiores con lucernarios que transforman sótanos en espacios de calidad. ¿Es un trabajo complejo?

Lars Höhne: Requiere un planteamiento riguroso, porque supone integrar más elementos en el conjunto arquitectónico. Llevar luz natural a un nivel inferior nos da la oportunidad de crear zonas ajardinadas de gran riqueza espacial. Los lucernarios, los acabados naturales o un sistema de riego inteligente suponen un esfuerzo adicional, pero el resultado es un concepto continuo y coherente que amplía la calidad de todos los espacios de la casa.

Edith Minkner: ¿Cuáles son los principales retos a la hora de introducir vegetación en el interior?

Anna Tarragona: El mayor reto es siempre la luz natural. A partir de ahí, la técnica nos ofrece muchas soluciones: automatización, control remoto, sensores… lo importante es reducir al mínimo el mantenimiento. Y, por supuesto, elegir plantas que además de resistir, aporten la atmósfera estética que buscamos.

Edith Minkner: ¿Hay otros elementos que os guste utilizar?

Anna Tarragona: Damos mucha importancia a las terrazas de las plantas superiores, donde buscamos crear la sensación de un pequeño jardín privado: una extensión natural del interior que aporte intimidad y recogimiento.

Lars Höhne: La cubierta ajardinada no solo tiene ventajas energéticas, también ofrece carácter arquitectónico si es visible desde el entorno. Y cuando se convierte en un auténtico jardín en cubierta, se transforma en un espacio muy especial.

Edith Minkner: ¿Tenéis alguna planta favorita?

Lars Höhne: El olivo es un clásico de Mallorca. Necesita poco mantenimiento y espacio, por lo que resulta perfecto para maceteros en terrazas. Aporta identidad mediterránea y, con los ejemplares antiguos, casi escultóricos, se gana un rincón de sombra ideal para descansar. Seleccionar junto al cliente el olivo adecuado para cada lugar es siempre un momento especial.

Anna Tarragona: También nos gusta mucho la Monstera Deliziosa, conocida en español como Costilla de Adán. Es una planta exuberante, de hojas grandes y ornamentales, muy presente en los patios tradicionales mallorquines. Su carácter fuerte la convierte en un recurso que utilizamos con frecuencia en nuestros proyectos.