Son Vida es uno de los barrios más exclusivos de Mallorca, conocido por su clientela exigente y por sus amplias vistas sobre la bahía de Palma. En esta urbanización con acceso controlado las 24 horas se combinan hoteles de lujo y varios campos de golf de primer nivel con una de las áreas residenciales de villas más exclusivas de la isla.

Algunos de estos proyectos llevan la firma de Tarragona Höhne Arquitectos.

Edith Minkner: ¿Podrían ofrecernos una visión de la evolución histórica de Son Vida?

Lars Höhne: La historia de Son Vida se remonta a la época medieval de Mallorca, cuando estas tierras pertenecían a algunas de las familias más relevantes de Palma. En 1956 fue adquirida por empresarios locales y, desde entonces, se fue transformando en el área residencial de alto nivel que conocemos hoy. Ya en los años ochenta se firmó con el Ayuntamiento de Palma un acuerdo urbanístico que sentó las bases de la comunidad actual. Más tarde se incorporó la zona occidental, conocida como Son Vida Nuevo. A diferencia de la parte original, allí se permitieron parcelas algo más pequeñas y, sobre todo, se dotó de una infraestructura completa desde el principio.

Edith Minkner: Han proyectado muchos inmuebles en Son Vida. ¿Qué hace especial construir aquí?

Anna Tarragona: Son Vida es sinónimo de viviendas de lujo en parcelas amplias y, a menudo, espectaculares. Eso da al arquitecto mucha libertad, también porque no siempre el presupuesto es la prioridad. Encontramos encargos muy diversos: desde parcelas ajardinadas junto al campo de golf hasta solares de fuerte carácter natural en el borde del bosque. En todos los casos se respira una atmósfera especial, relajada y generosa.

Lars Höhne: Las parcelas más empinadas, con sus vistas extraordinarias, no siempre son sencillas de abordar. En 2018 una modificación puntual del PGOU endureció la normativa para este tipo de terrenos: se prohibió el escalonamiento de alturas, se definió con mayor rigor el terreno natural como punto de referencia y se incorporaron más exigencias en materia de protección ambiental y contra incendios. Asumimos estos retos con un profundo sentido de responsabilidad, porque la correcta inserción en la topografía es determinante para el éxito de un proyecto.

Edith Minkner: ¿Qué conviene comprobar al inicio de una planificación?

Lars Höhne: Lo primero es verificar si la parcela está conectada a la red de alcantarillado; sin esa conexión no se concede la licencia de obras. En los años noventa se acordó con el Ayuntamiento que la comunidad de Son Vida completaría la red. Sin embargo, nunca se alcanzó un reparto de costes vinculante y, como excepción, se autorizaron de forma sistemática pequeñas depuradoras privadas. Desde hace unos años ya no existe base legal para conceder nuevas excepciones.

Edith Minkner: ¿Y cómo se procede si no hay conexión pero se necesita una licencia para un proyecto o para una casa existente?

Anna Tarragona: En los últimos años, en colaboración con una ingeniería de obra civil, hemos impulsado varios tramos de alcantarillado. El Ayuntamiento ha sido un socio cooperador y ha desarrollado un procedimiento basado en avales que mantiene los plazos bajo control. En general, cada vez hay más disposición a participar y, hasta ahora, en todos nuestros desarrollos hemos reunido suficientes propietarios afectados como para que los costes resultaran asumibles. Actualmente se ejecutan obras de alcantarillado en las calles de Galdent, Mortitx, Pastoritx y Albenya, y se prepara otro tramo en Alcanella, Gosauba y Albenya.

Edith Minkner: ¡Son perspectivas muy positivas en materia de infraestructuras! ¿Algún consejo final?

Lars Höhne: El planeamiento permite que, en el lindero, los vecinos se concedan mutuamente determinados permisos. En Son Vida vive una comunidad internacional muy interesante: aprovechad el contacto con los vecinos no solo para conversar, sino también para buscar ventajas compartidas a la hora de edificar. Todos pueden salir ganando.